Durante la noche y temprano en la mañana nuestra estrella se volvía muy pequeña.
A pesar de su tamaño, era durante estas horas cuando era más poderosa.
Ya que no teníamos comida con nosotros, a veces se alimentaba a los danzantes con pequeños cuadrados de chocolate
o algunas almendras de la mochila de alguien para mantenerlos activos.
Fue una gran fiesta para nosotros.
Algunas veces, Solara danzaba en el medio de la estrella y roceaba agua
en las manos de los danzantes
quienes la recibían agradecidos mientras aún danzaban.
A medida que el día se hacía más brillante, nuestra estrella se expandía una vez más.